21 de octubre de 2006
HOMENAJE AL DOCTOR RAFAEL DE VEGA
Rúa Doutor Rafael Vega, 14 (Lugo)
El 21 de octubre de 2006, 70 años después de
su muerte se le rindió un emotivo y sincero homenaje. El acto fue
organizado por el Concello de Lugo y presidido por el alcalde de Lugo D. José Luis López Orozco. Asistieron numeroso público y
familiares. Ese mismo acto
también estaba dedicado a las demás víctimas entre las que figuraban el
gobernador civil Dº Ramón García Núñez, el practicante Dº Perfecto Abelairas Castro,
el industrial Dº Ángel Pérez López y el maestro Dº osé Ramos López, los cuatro
menores de treinta años y fusilados junto con Dº Rafael de Vega Barrera.
HEMEROTECA
Un busto en la calle que le dedicaron recuerda desde hoy al doctor Vega Barrera
HOMENAJE CELEBRADO EL 21 DE OCTUBRE DE 2006 A LAS SEIS DE LA TARDE EN LA RUA DOUTOR RAFAEL DE VEGA
PALABRAS PARA LA INAUGURACIÓN DEL BUSTO DEL DOCTOR RAFAEL DE VEGA BARRERA
21 de outubro de 2006 ás seis tarde Rúa Rafael de Vega Doutor
Autor: Mª Teresa de Vega Fernandez-Crespo (Hija del doctor Rafael de Vega)
Tanto mi infancia como mi juventud han sido tristes pues siempre hemos tenido el trauma de perder a la figura fundamental en el desarrollo de toda persona.
Pero todo ello se ve superado en el día de hoy, después de 70 años y en un mes como este, el homenaje que hoy se celebra me llena el corazón de una alegría que no puedo explicar, tanto a mi como seguro a quienes faltan a tan importante momento, en especial a mi madre Teresa y a su hijo Luis que ya están junto a él.
Gracias a todos los que han hecho posible este momento, y muy especialmente a la asociación y a la ciudad de Lugo a la que mi padre tanto quería y a la que dedicó toda su vida profesional salvando vidas de algunos vecinos aún vivos, que en su memoria guardan su ilusión y fé.
Es momento de olvidar rencores y odios, creo que no somos nosotros los encargados de juzgar a nadie, y el bien que él hizo ahora se le recompensa y reconoce.
Con esta estatua en la calle en la que el vivió y tanto trabajó con ilusión por una Galicia mejor, quedará para siempre testimonio. Y en mi corazón se marcará este día inolvidable, que junto a las cartas que dejó escritas son el más digno testimonio de una persona que sólo tenía un gran amor por su familia y la vida, por la que luchó todos los días de su corta vida.
Gracias a Lugo y a todos los presentes por compartir este momento.
Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar. Cicerón
Desde muy joven escuchaba a mi padre hablar del doctor Vega Barrera y de la barbaridad contra él cometida. En mi mente todavía resuenan las palabras con las que se le definía: bondadoso, honrado y ejemplar profesional de la medicina. Más tarde, al comenzar mis lecturas políticas, comprobé, efectivamente, que a su vocación de velar por la salud de los demás se unía su creencia en la República como forma ideal de gobierno. Curiosamente ambos vocablos, salud y República, formaban también el saludo de aquellos que luchaban por una España próspera, libre y democrática. Ahora, setenta y un años después de su fusilamiento, sus hijos y demás familiares pudieron comprobar que Lugo no lo ha olvidado, que su muerte no fue en vano y que, además, desde ahora queda inmortalizado en un busto de bronce que mira, serenamente, hacia el lugar en el cual en su día tuvo su hospital. Merecido homenaje.
Rafael de Vega Barrera era en el año 36 director del Hospital Provincial de Lugo. Había llegado, hacía algún tiempo, de su Valladolid natal y aquí se había granjeado el cariño de todo el pueblo, tanto por su bondad como por su trabajo como cirujano. Fue el que declaró la República en Lugo desde el balcón del Ayuntamiento y llamó a la tranquilidad ciudadana, pero al poco tiempo del golpe de Estado fue detenido, falsamente juzgado y fusilado contra la tapia del antiguo cementerio. Para "ejemplo" del pueblo fue ajusticiado a las seis de la tarde; mientras la labor fascista se llevaba a cabo una orquesta tocaba en la Plaza Mayor. Estuvo acompañado hasta el último momento de sus dos hijos mayores. Sus últimas palabras, una vez sufrida la descarga, fueron: "por favor, a mi primero, que todavía estoy vivo", suplicando el tiro de gracia. A la viuda e hijos les fue incautado todo el dinero y bienes inmuebles, así como condenados a pagar un millón de pesetas. Hace aproximadamente dos años me escribí con su hijo mayor, casi nonagenario. Su entrañable carta la guardo con extremado celo.
Fernandomaría